Guadalupe Nettel, El matrimonio de los peces rojos, México, Páginas de Espuma, 2013, 120 p.
Desde los orígenes del pensamiento occidental la definición del ser humano se estableció en función de su separación de los animales. El ser racional en contraposición con los seres vivos sin capacidad de raciocinio. Hay lazos evidentes que nos unen pero se puso énfasis en las barreras infranqueables. Nietzsche cuestionó esta dualidad, que consideraba una división forzada, y enfatizó la existencia de una continuidad entre ambos mediante su filosofía desde la perspectiva de la vida. Es decir, subrayó que la característica compartida era la vida misma, y que el ser humano no es lo que es por sus propias fuerzas sino que depende de las relaciones que establece con otras formas de vida. Por eso el filósofo sostenía que la supervivencia del hombre necesitaba de una reconexión con la vida animal.1Esta reconexión es la que recorre El matrimonio de los peces rojos2, el libro más reciente de la narradora mexicana Guadalupe Nettel (1973). Está compuesto por cinco cuentos, todos narrados en primera persona, estrategia que funciona muy bien para bucear en la intimidad de los personajes que sufren un quiebre en un sus vidas, una experiencia que los cambia. En esa transición se establecen analogías con otros seres vivos. El libro subraya los puntos en común entre el ser humano y el reino animal y equipara a todos los seres vivos como individuos, independientemente del reino al que pertenezcan.