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Al resguardo del diario: Posar desnuda en La Habana, de Wendy Guerra

WENDY GUERRA. Posar desnuda en La Habana. Anaïs Nin en Cuba. México: Alfaguara, 2011

Para los lectores de Silencios (1999) de Karla Suárez, la primera novela de Wendy Guerra Todos se van (2006) podía leerse como una reproducción mucho menos densa de la novela de Suárez. Pese a que la novela de Suárez obtuvo el Premio Lengua de Trapo para su publicación, la novela de Guerra —que obtuvo a su vez el Premio Bruguera— circuló con mucha mejor suerte. Quizá uno de los factores que contribuyó a recepciones distintas de dos novelas bastante similares fue el momento de publicación, pero me parece que también fue fundamental la presencia y personalidad de Guerra, quien ha sido actriz y conductora de programas en la televisión cubana. Con el paso del tiempo, me parece que sigue sosteniéndose más Silencios frente a Todos se van.

Sin embargo, es de destacar que Wendy Guerra ha ido puliendo la fórmula del diario en sus novelas. El diario le ha permitido generar una narrativa de formación; un medio para organizar, asir y dar sentido a la existencia y a la narración. La fragmentación del mismo es estratégica pues por acumulación de entradas al Diario se va conformando la identidad, individualidad y narrativa de la autora del mismo y la protagonista de cada texto, así como la novela misma. En Todos se van, Nieve Guerra, la autora del diario, transita de la infancia a la adolescencia y de la ingenuidad, más que de la inocencia, e incapacidad para entender y nombrar el mundo que la rodea a una toma de conciencia. El lenguaje se va transformando conforme crece Nieve, adquiere mayor complejidad. En su segunda novela, Nunca fui primera dama, la protagonista, Nadia Guerra emprende la búsqueda de su madre, Albis Torres, una figura central en la cultura cubana posrevolucionaria, y de una historia censurada —la novela que escribiera su madre sobre la figura de Celia Sánchez, antes de salir de Cuba—, pieza faltante en su historia personal. El diario como documento de la microhistoria. La escritura se convierte no sólo en un recurso para dar unidad, sentido y contorno al yo que registra, el diario mismo se convierte en un espacio de resguardo, un espacio para la memoria personal y colectiva.

En Posar desnuda en La Habana Wendy Guerra repite la fórmula del diario, pero presenta una serie de novedades que tornan la novela más interesante. Por un lado, el texto se presenta como un diario apócrifo. Wendy Guerra escribe desde los espacios en blanco que dejó Anaïs Nin en sus extensos diarios; se centra particularmente en 1922 y 1923, los diecinueve y veinte años de Nin. Guerra aprovecha y evidencia su fabular sobre lo no escrito; se intercalan, en cursivas, fragmentos de los diarios de Nin, dejando ver tanto la intervención de la escritura de Guerra como su ejercicio por recrear tanto la voz y el tono de Nin, como los hechos históricos. Ninguna de las dos labores es poca; Guerra logra despojarse casi por completo de los giros cubanos del español y logra recrear un yo que enfrenta a una serie coyunturas que van terminando de definir su voz. Sin embargo, sobre todo hacia la mitad del libro, algunos fragmentos de los diarios de Nin generan disonancias; algunas resultan interesantes, otras dejan ver una diferencia fundamental en las dos subjetividades que escriben.

Por otro, la selección de periodo condensa una serie de elementos que permiten a la escritora cubana explotar al máximo: se narra el primer viaje a Cuba de Nin, su encuentro con el país y con La Habana, su inserción en la familia materna, pero también un momento decisivo en el proceso de crecimiento de la futura escritora: de la tensiones primeras de la relación con Hugo Guiler, los debates de afectos con la figura materna y paterna, con la exploración de su Yo, etc.   Esto es, una narración de aprendizaje, un drama familiar complejo que de alguna manera condesan las complejidades del marco histórico y cultural de la isla. Todos, una constante en la obra de Guerra. Lo cual le permite, como he insistido, continuar puliendo su poética del diario.

El libro está integrado en realidad por dos partes: la primera el “Diario apócrifo. De los diecinueve a los veinte años” y la segunda, un “Itinerario cubano de Anaïs”. El itinerario da cuenta de la labor de investigación desarrollada por Guerra para reconstruir el pasado familiar de Nin en la isla (haciéndose pasar en ocasiones por su bisnieta), y por la historia personal de la autora fuera de Cuba que la llevó a rastrear tanto los diarios completos como a familiares y amantes de Nin. Guerra se detiene en los dos núcleos que más le interesan: el pasado cubano de Nin (hace incluso un árbol genealógico) y los derroteros de las finanzas de su familia y su esposo en los años alrededor de la Revolución Cubana. Aunque esta parte permite enmarcar el Diario, se hace más larga de lo necesario. Quizá lo más interesante de esta parte es que refuerza el final del diario, pues ambas secciones se cierran con textos de Nin a la figura Paterna de tono incestuoso.

Wendy Guerra; tomada de sohomexico.com

Con Posar desnuda en La Habana Wendy Guerra se aventura a reformular su acercamiento a la novela en forma de Diario. No sólo porque se permite otra voz (ya no Nieve Guerra o Nadia Guerra) y porque escribe sobre los espacios vacíos de otros diarios. Al mismo tiempo, mantiene su acento en el aspecto performativo del Yo en la escritura y continúa trabajando sobre su mirada a los procesos históricos cubanos desde los espacios íntimos y las esferas familiares.

En conclusión, Posar desnuda en La Habana presenta una serie de innovaciones interesantes en la fórmula novelística anclada en el diario de Wendy Guerra. Estas variaciones demuestran un proceso de crecimiento en el oficio de la autora, que aseguran para el mercado editorial un producto accesible a un público más amplio y por ende, rentable para la industria editorial. Quizá por ello, Guerra se ha posicionado en casas editoriales de gran distribución (de Bruguera a Alfaguara, y ahora a Anagrama); logro que no han alcanzado otros escritores cubanos de su generación, vivan o no en La Habana.

Acerca del autor

Ivonne Sánchez Becerril

Investigadora del Instituto de Investigaciones Filológicas de la UNAM. Doctora y maestra en Letras por la UNAM. Licenciada en Lengua y Literatura de Hispanoamérica por la UABC…

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