Imprimir Entrada

La venganza de lo real

Luz Horne. Literaturas reales. Transformaciones del realismo en la narrativa latinoamericana contemporánea. Buenos Aires: Beatriz Viterbo Editora, 2011.

 

Si los textos donde lo autorreferencial o lo estetizante viven hoy su aparente crisis debido al desequilibrio de un campo que ya no puede soñarse autónomo, en contrapartida han surgido en los últimos años trabajos latinoamericanos que muestran artefactos y materiales diferentes, más parecidos al testimonio o al documento. Este es el punto de partida del excelente libro Literaturas reales, publicado por la editorial argentina Beatriz Viterbo. Luz Horne, su autora, fue profesora en Cornell University y en Northwestern University. En la actualidad enseña literatura en la Universidad de San Andrés.

Literaturas reales es una versión de su investigación doctoral. El texto se ha vuelto un importante referente bibliográfico al hablar de aquello que Josefina Ludmer denominó como literaturas postautónomas, nuevos realismos o literaturas que desconocen su filiación estrictamente literaria. Por momentos el trabajo excede la discusión del campo como disciplina parcelada, como territorio autorizado (y autoritario), para construir consideraciones necesarias desde la política o los estudios sobre la imagen. Para ello, indaga en las diferencias, desacuerdos y tráficos entre realismo y vanguardia, o entre legibilidad y disciplina; reflexiona a partir de los estatutos de lo real; marca un contrapunto histórico e irresoluble entre literatura, imagen y modos de percepción; lo hace desde el análisis exigente de textos de autores como Gilberto Noll, Chejfec, Aira, Ruffato o Abreu.

La manera de mostrar lo real ha cambiado. Pero no por las temáticas. No se trata tanto de refrendar un archivo realista como de rastrear un modo actual para decir algo de aquello que hoy podemos denominar como real. La autora relee a Leo Bersani para puntuar que si bien mucho del realismo decimonónico intervino de forma crítica resaltando las miserias e injusticias, lo hizo desde un subrayado significante que contuvo una estructuración disciplinaria; relaciona el modelo panóptico con el del narrador omnisciente que penetra, expurga, controla el orden de un mundo y sus sujetos. Clasificación, normalización serán las marcas criticas para la mirada de Horne.

No obstante, este nuevo realismo, pareciera ubicarse en las antípodas de la visión representacional o pedagógica propia de su antecesor decimonónico: «si bien se siguen mostrando cuerpos deshumanizados, esta mostración no se engloba en una estructura, no produce un significado, una interpretación o una enseñanza y, por lo tanto, no busca producir una comprensión humanitaria o despertar piedad en el lector» (154), apunta la autora. La clave política de este giro podría ser rastreada en el carácter autobiográfico de ciertos materiales donde la fuerza indicial se vuelve retorno e insistencia, a la vez que marca siempre un límite y un comercio ilegal entre lo ficcional y lo testimonial. El acento en lo pedagógico es fundamental para Horne al momento de pensar un tipo de realismo sin ordenamiento, sin operaciones biopolíticas. Por un lado, y a partir de la lectura que hace de Paul Virilio y Noll, rechaza el espectáculo de lo abyecto que ciertas estéticas de lo real manejan en la actualidad. Dice: «La mostración del horror (…), de la injusticia o del sufrimiento ajeno en el arte es un problema complejo que se puede criticar con variadas y diferentes razones» (168). Sin embargo, resalta la contracara de lo despiadado: el gesto piadoso, que ha totalizado (y sujetado) lo miserable, lo exótico o lo estereotipado.

¿Qué rasgos específicos caracterizan a estas nuevas formas de intervención? ¿Cuál sería la diferencia fundamental con las vanguardias? Lo que explica Horne es nodal: a diferencia de una desarticulación, de un desajuste que indique la falsedad de toda representación, lo real irrumpe en estos textos a partir de un tipo de escansión que señala la imposibilidad para representar. Ya no se trataría tanto de una ilegibilidad, como de otra forma de “mostrar”. No se niega la vanguardia: se la subsume. Los textos vistos en el trabajo, provocarían un efecto de realidad, a la vez que un desajuste que los arrastra a un terreno extraliterario, más cercano a lo indicial o performativo. Frente a la lectura de un texto de Aira, por ejemplo, Luz Horne resalta la asociación metonímica de las imágenes que producen un «efecto sensible, material y que quita al texto de un plano puramente representacional» (144). Para la autora, hay algo que no clausura en el orden del discurso y que haría aparecer nuevos formas de entender lo real o como afirma Ludmer en la contratapa, una «fase superior del realismo» que condensa «una especie de síntesis de toda la mímesis del pasado».

La apuesta implicaría crear ese efecto o simulación de mundo excedido, de un mundo que deja su marca en un afuera o espacio intersticial donde el lenguaje no basta. Los mismos autores revisados señalan en entrevistas y escritos que para plantear un acercamiento a lo real hoy en día hace falta reinventar los procedimientos para aprehenderlo. Sería una realidad que acepte la pérdida, una especie de melancolía de una verdad final o total, el quiebre de toda explicación o claridad, la irrupción de lo inverosímil como material estructurante. Uno de los antecedentes valiosos al respecto es la critica que hace Schwarz y que recoge el texto. En un escrito sobre Machado de Assis señala que su realismo consiste en «un deliberado desajuste entre un conjunto de dispositivos estéticos y la materia de la vida que se encargan de representar»; remarca que ese disloque forma parte de las «suertes del realismo en un país periférico, en el que las secuencias de la historia social y literaria europea no se aplican de forma estricta» (22). En suma, el libro de Luz Horne, complejo e inteligente, resulta imprescindible para reflexionar sobre la literatura latinoamericana y sus territorios actuales.

Acerca del autor

Iván Peñoñori

Licenciado en Creación Literaria por la Universidad Autónoma de la Ciudad de México y diplomado en psicoanálisis por la misma institución. Actualmente realiza la Maestría en…

Compartir en redes