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Tres tristes transficciones

Tres tristes transficciones o breve nota sobre tres comprensiones de un término literario.

Es común que con el surgimiento de un fenómeno literario la crítica pase por un periodo de análisis, investigación y discusión de donde emergen una serie de vocablos que buscan dar nombre al fenómeno en cuestión y ensayar acercamientos teóricos. Cada nuevo término da cuenta de un posicionamiento, una perspectiva, de cómo acercarse y entender las nuevas particularidades, así como de un proceso de tensiones y pugnas para fijar, nombrar y teorizar el fenómeno en cuestión, al interior del sistema literario. Un ejemplo que viene rápido a la memoria está en el horizonte de emergencia de lo que ahora se denomina metaficción en el contexto anglosajón; si bien quedaban claros los vínculos de este tipo de ficciones, tanto en el Nouveau roman, como en el boom latinoamericano y el contexto de la posmodernidad, la crítica ensayó diversas formas de entender estas novelas y cuentos que ponían en tensión la frontera entre ficción y realidad, a partir de la ficcionalización del proceso de creación literaria con centro de sus diégesis. Literature of exhaustion (Barth, 1967), Self-conscious novel (Alter, 1975), Surfiction (Federman, 1975), Self-begetting novel (Kellman, 1980), Reflexive novel (Boyd, 1983), Narcissistic narrative (Hutcheon, 1984) o antinovela son algunos de los términos que estuvieron en puga en la década de los setenta, hasta fijarse el término de Metafiction / Metaficción a mediados de los ochenta.

Otro caso común de las tensiones y pugnas de las nociones de la historia, crítica y teoría literaria es su transformación diacrítica o histórico-contextual. William Marx, por ejemplo, en L’Adieu a la Littérature, señala que a la larga las categorías genéricas pierden toda pertinencia, pues “a ciento cincuenta años de distancia, hay menos de continuidad al interior de un mismo género que entre dos géneros diferentes de la misma época” (15; la traducción es mía). Consideraciones de contexto deben hacerse también cuando usamos el término modernismo o posmodernidad con relación a América Latina, pues su empleo resulta diferente frente a fenómenos literarios de Europa o EUA.

Recientemente, al revisar para reseñar una antología de cuento cubano contemporáneo (S. XXI) con un título un tanto críptico, equívoco incluso, para una antología literaria: Teoría de la transficción (Hypermedia, 2020) editado por Carlos A. Aguilera, presentaba un caso distinto sobre la emergencia de un neologismo literario. En el caso de Teoría de la transficción señalaba el carácter equívoco de su título, pues no es sino hasta la segunda portadilla que aparece el subtítulo Narrativa(s) cubana(s) del siglo XXI que dejamos de generar la expectativa de un volumen teórico. Desde el inicio, el título de esta antología llamó mi atención porque me había topado ya hace algunos años con el vocablo transficción / trasnficcionalidad en un libro francés, éste sí teórico, editado por Seuil —Fictions transfuges. La transfictionnalité et ses enjeux (2011) de Richard Saint-Gelais—y asumí que estaban vinculados al mismo fenómeno literario. Sin embargo, parafraseando a Roberto Fernández Retamar, es necesario recordar que toda teoría literaria es LA teoría de UNA literatura (“Para una teoría de la literatura hispanoamericana”), y dejar claro que la propuesta de transficción/transficcionalidad de Aguilera se aleja de la que introdujera Richard Saint-Gelais, en la academia francesa.

Para Saint-Gelais las ficciones transfugas y la transficcionalidad refieren a narraciones que amplían, continúan o modifican mundos diegéticos (ficcionales en términos generales) de otros autores ‒por ejemplo, la fanfiction, los textos no canónicos Holmesianos, zombificaciones literarias, los ejercicios crítico-literarios de Pierre Bayard o el traslado-extensión de un universo diegético a otros medios‒; mientras que para Aguilera está en relación a la discusión que emprendía Josefina Ludmer en “Literaturas postautónomas 2.0”. Transficción, dice Aguilera,

es para los que escribimos y ensayamos sobre el límite-ahora, todo eso que ya no es literatura (aunque también lo sea, inactualmente), todo eso que configura un espacio donde el self, el imaginario y el procesual niega la ideología que tradicionalmente la ha convertido en otra cosa, en bicho homogéneo.
Bicho que […] ni siquiera sirve para “fabricar realidad” tal y como sustentaba la Ludmer [sic.] hablando de postautónomo, ya que lo transfictivo es precisamente eso que siempre se mueve encima de una red compleja, una red donde no es exactamente la realidad –entendida como presente— lo que está en juego, sino los diferentes factores que harán posible el delirio, ese caos donde goce y límite de entremezclan. (12)

Si Saint-Gelais busca abstraer y teorizar un fenómeno de traslado/transformación /continuidad de mundos ficcionales, la intención de Aguilera es nombrar ciertas coordenadas por él identificadas/definidas de la narrativa cubana: las pugnas entre a) nación, nacionalismo, transnacionalismo, b) ligereza, liviandad, transprofundidad, c) género, modo, transficción, d) tiempo, cronos, transtemporalidad, e) yo, él, trasnyo. Saint-Gelais plantea su acercamiento en un libro de seiscientas páginas; Aguilera solo esboza su propuesta en tres apartados y una posdata de la presentación de diez páginas de su antología. Por ende, si bien sugerente, el texto de Aguilera plantea bastantes preguntas.

Cuando redactaba la ya referida reseña de Teoría de la transficción de Aguilera, me topé, para mi sorpresa con un tercer uso coetáneo del término “trasnficción”; éste ahora ya no en el contexto cubano o francés, sino germánico. En el libro Transfiction. Research into the realities of translation fiction ‒editado por los académicos austriacos Klaus Kaindl y Karlheinz Spitzl (John Benjamins) en Viena en 2014‒ los autores en él reunidos aluden con el vocablo transficción a la ficcionalización, la imaginación estetizada, de la acción traductora, y reconocen el poder de la ficción como un recurso académico que ayuda a expandir la amplitud y profundidad de los estudios sobre traducción. Esto es, otro uso completamente diferente del mismo término.

Tres tristes nociones de transficción que poco han sobrepasado los contextos (ni las academias específicas) en los que han surgido, pero que dan cuenta de otro de los caminos de crítica y teoría literaria para nombrar los fenómenos de los que se ocupan.

Bibliografía

Aguilera, Carlos A. (ed.). Teoría de la transficción. Narrativa(s) cubana(s) del siglo XXI. Hypermedia, 2020.

Kaindl, Klaus y Karlheinz Spitzl (eds.). Transfiction. Research into the realities of translation fiction. John Benjamins, 2014.

Marx, William. L’Adieu a la Littérature. Histoire dúne dévalorisation XVIIIe-XXe. Les Éditions de Minuit, 2005.

Saint-Gelais, Richard. Fictions transfuges. La transfictionnalité et ses enjeux. Seuil, 2011.

Acerca de la autora

Ivonne Sánchez Becerril

Investigadora del Instituto de Investigaciones Filológicas de la UNAM. Doctora y maestra en Letras por la UNAM. Licenciada en Lengua y Literatura de Hispanoamérica por la UABC…

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