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El regreso de las carabelas: migración, violencia y precariedad en Estive em Lisboa e lembrei de você, de Luiz Ruffato

Não permita Deus que eu morra,
Sem que eu volte para lá;
Sem que desfrute os primores
Que não encontro por cá;
Sem qu’inda aviste as palmeiras,
Onde canta o Sabiá.
«Canção do Exílio», Gonçalves Dias
 
Eu morro sufocado
em terra estrangeira.
Nossas flores são mais bonitas
nossas frutas mais gostosas
mas custam cem mil réis a dúzia.
«Canção do Exílio», Murilo Mendes
lá?
ah!
sabiá…
papá…
maná…
sofá…
sinhá…
cá?
bah!
«Canção do Exílio Facilitada», José Paulo Paes

En 1846 el poeta romántico brasileño Gonçalves Dias publicó la célebre «Canção do Exílio», escrita un par de años antes, cuando estudiaba en la Facultad de Derecho de Coimbra, en Portugal. Este poema inauguró una especie de subgénero en Brasil, del que surgirían diversas versiones en muy diversos tonos (nostálgico, humorístico, nacionalista, paródico, crítico) y en voces de autores también muy distintos, como Oswald de Andrade, Murilo Mendes, Carlos Drummond de Andrade, Casimiro de Abreu y José Paulo Paes, entre otros.

Esta vertiente literaria de escribir acerca del exilio adquiere características particulares y complejas en un país como Brasil, formado por diferentes flujos migratorios a lo largo de su historia, y que van desde el desplazamiento forzado de africanos debido a la esclavitud, hasta movimientos más recientes como la llegada en masa de italianos a la región de São Paulo y Minas Gerais o la inmigración de alemanes al sur de Brasil, pasando por migraciones motivadas por políticas de Estado, como la que a principios del siglo XX pretendía «blanquear la raza» del pueblo brasileño y que llevó a decenas de miles de japoneses a instalarse en este país. Sin embargo, esta movilidad no sólo ha sido de extranjeros que arriban al país, sino que implica dinámicas migratorias internas y, en gran medida, también de emigración externa.

Así, la reflexión sobre el exilio es una práctica productiva en Brasil que se ha diversificado no sólo en la poesía, sino en la narrativa y otras artes, como la música y la plástica, y que han contribuido a entender la formación social y económica del país.

Es en esta tradición que se inscribe la novela breve Estive em Lisboa e lembrei de você (2009), de Luiz Ruffato, que se centra en el llamado «retorno de las carabelas» representado por los desplazamientos territoriales de africanos y brasileños a Portugal. Considerando algunas reflexiones teóricas en torno a la precariedad, la violencia y el exilio, es posible caracterizar algunos procedimientos literarios que permiten a Ruffato señalar las contradicciones y asimetrías sociales de los espacios proletarios y la erosión de la ciudadanía. De la misma forma, me interesa ahondar en las prácticas discursivas de inestabilidad y fragilidad que aparecen en la novela y que apuntan, en varios sentidos, hacia la construcción de una subjetividad otra.

Fronteras porosas

Para Luiz Ruffato, Brasil es un país de desplazamientos humanos cuya historia se confunde con la de los inmigrantes pobres. 1 Él mismo, hijo de inmigrantes italianos y nacido en Cataguases, un pueblo del interior de Minas Gerais, se ha interesado por reflexionar acerca de las transformaciones sociales y económicas sufridas en Brasil a partir de 1950 y hasta la actualidad, entretejiendo los hilos de la experiencia y la trayectoria personal de sus personajes con los cambios socioeconómicos y políticos del país, como ocurre en su tetralogía Inferno provisório.

En la novela Estive em Lisboa e lembrei de você, realizada por encargo para el proyecto «Amores expressos», Ruffato pone nuevamente en el centro la tensión entre lo local y lo global y las trayectorias de los desplazamientos obreros en un sentido amplio y social, pero también atravesados por la experiencia y efectuados en los cuerpos de los personajes.

Luiz Rufatto

Con una mirada que se acerca a la del observador antropológico, Ruffato se aproxima a la migración brasileña a tierras portuguesas, un fenómeno que sólo en los últimos años ha recibido atención desde ámbitos como el literario y el académico, también debido a su relativamente reciente explosión y auge. Este fenómeno fue dividido por los antropólogos (Teixeira Lisboa, Machado) en dos olas migratorias. La primera de ellas a finales de la década de 1980, caracterizada por brasileños de formación media y profesionales que llegaron a Portugal por vías legales, atraídos por un mercado en expansión debido al reciente ingreso del país en la UE (1986). A finales de la década de 1990 y principios de 2000 comienza la segunda ola, inserta ya plenamente en la dinámica neoliberal en la que los trabajadores brasileños, en régimen ilegal o sometidos a deficientes estatutos jurídicos, se emplearon en el sector de servicios o en actividades irregulares como la construcción civil y la prostitución (TEIXEIRA, p. 5).

Sérgio de Souza Sampaio narra en primera persona, en un monólogo prácticamente sin pausas, su migración a Portugal en torno a un rasgo profundamente personal: su historia como fumador. En la primera parte, “Cómo dejé de fumar”, el protagonista alterna sus esfuerzos para dejar el hábito con su vida en Cataguases, un pueblo pequeño del interior de Minas Gerais. Los días transcurren entre cascaritas, noviazgos, chismes y cervezas hasta que Serginho embaraza a Noemí y es obligado a casarse. La mujer termina en un hospital psiquiátrico debido a un desequilibrio mental y Pierre, su hijo, queda bajo el cuidado de la familia de la madre. Serginho, en su interés por recuperar a su hijo y darle una vida mejor, decide seguir los consejos de Don Oliveira, un portugués dueño del bar del pueblo, y parte rumbo a Portugal en busca de trabajo para poder volver a su ciudad en uno o dos años, “con los bolsillos repletos, listo para rescatar a Pierre.” (RUFFATO, p. 27)

La segunda parte, “Cómo volví a fumar”, relata los días de Serginho en Lisboa, pasando de trabajo en trabajo, de pensión en pensión, luchando por adaptarse y sumido en la soledad. El mito del trabajo como fuente de dignidad y de riqueza para el sujeto migrante es deconstruido al hilvanar una serie de experiencias negativas que son resultado de un sistema de exclusión profundamente violento.

Estive em Lisboa… es una novela que ocurre en espacios fronterizos difusos: Serginho vive en una lógica antagonista entre el aquí y el allá, entre el pasado desestructurado y el futuro imaginado. Su estadía provisional como migrante, con la idea de ganar dinero suficiente y poder volver a Brasil, no sólo parece extenderse indefinidamente, sino que se vuelve una de las características de su identidad.

Ese espacio intersticial de la narrativa ocurre ya desde paratextos, como la figura limítrofe (territorialmemte hablando) del escritor portugués Miguel Torga, de quien aparece un poema que se refiere a su experiencia migrante Brasil análoga a una especie de naufragio “entre o chão encontrado e o chão perdido”.

El texto mismo permanece en los márgenes de la ficción, pues comienza con una nota firmada por L. R. que funciona a manera de prefacio autoral en la que se niega la autoría del texto, dando el protagonismo de la voz a Serginho al tiempo que asume la función de simple transcriptor:

Lo que sigue a continuación es el testimonio, mínimamente editado, de Sérgio de Souza Sampaio, nacido en Cataguases (MG) el 7 de agosto de 1969, grabado en cuatro sesiones, durante las tardes de sábado de los días 9, 16, 23 y 30 de julio de 2005, en las instalaciones del Solar de los Gallegos, localizado en lo alto de las escalinatas de la Calzada del Duque, en la zona histórica de Lisboa 2 (RUFFATO, p. 13).

La visión en términos positivos del migrante como individuo transculturado, constituido a partir de un hibridismo cultural enriquecedor es desmontada por la experiencia tangible de Serginho, quien permanece en los confines de la ciudadanía: es un individuo subalterno, no perteneciente y desterritorializado.

Al mito del trabajo que dignifica y del individuo transculturado, se suma una característica particular del caso Portugal-Brasil, que complejiza y diluye las tradicionales nociones colonialistas de su relación. Nos referimos a la teoría lusotropicalista del sociólogo brasileño Gilberto Freyre, que veía a la colonización portuguesa como un proceso histórico blando y que terminaba por hermanar a ambos pueblos 3. Durante el salazarismo, estas teorías fueron retomadas institucionalmente para legitimar un colonialismo que ya no podía sostenerse más, y que pretendía restituir el antiguo orden imperial en un único movimiento ideológico: Brasil como la gran creación subalterna portuguesa servía de justificación para el mantenimiento de las colonias en África.

En ese mismo sentido de la proximidad y los confines de la identidad, pero desde una perspectiva distinta, Boaventura de Souza Santos habla de la zona fronteriza del modo de estar cultural portugués, que en términos simbólicos “estaba demasiado cerca de sus colonias para ser plenamente europeo, y frente a estas, estaba demasiado lejos de Europa para poder ser un colonizador consecuente.” (SANTOS, p. 48)

Así, en Estive em Lisboa…, el protagonista no pasa por la supuesta metamorfosis identitaria que surge a partir de la necesidad de habitabilidad territorial y psíquica al nuevo espacio. Aunque en efecto se   subvierte el “sentido de la colonización” en lo que la antropóloga Bela Feldman-Bianco ha denominado “el regreso de las carabelas” (que designa épicamente las nuevas inversiones de los tránsitos de personas, signos y capitales entre Portugal y Brasil, a fines de la década de 1990), este fenómeno se da de forma ambigua debido al entramado de relaciones coloniales y retóricas de hermandad, que a su vez producen reconfiguraciones identitarias permeables, y en las que es necesario ahondar para reconocer el juego de representación mismidad/otredad que se da en la relación Brasil-Portugal.

De esta manera, la trayectoria de Serginho en Portugal tiene que ver con el desplazamiento de un malestar, mas no con su resolución o eliminación. Se vuelve evidente que la movilidad espacial no implica movilidad social, y una movilidad precaria resulta en identidades igualmente precarias, como ocurre cuando le roban el pasaporte, lo que lo deja fuera de la posibilidad de cualquier tipo de ciudadanía, “en la frontera del ser y del no-ser social” (Abdelmalek Sayad apud Olivieri-Gidot, p. 137).

La lengua como territorio

En términos ideológicos, la teoría lusotropicalista tuvo continuidad en la noción de lusofonía, adoptada para privilegiar el transnacionalismo lingüístico, cultural y político, que no está exento de fantasmas imperiales.

Este discurso reconstructivo basado en la herencia cultural y la cordialidad borra la historia, las particularidades y rasgos locales con el fin de pasar el rasero de la lengua portuguesa como elemento unificador más allá del territorio, lo cual se sitúa en la línea de la concepción asimilacionista del imperio portugués que veía en Brasil, y después en África la idea tutelar y no colonial de “provincias ultramarinas”.

La supuesta semejanza compartida por todos los hablantes de portugués no se trata de un “elemento de horizontalidad y de creación de sentimientos (a no ser los de superioridad e inferioridad), sino un elemento de reordenamiento del orden imperial que, al no poder ser explícitamente racista, puede ser explícitamente lusófono” (MACHADO, p. 20).

Logotipo de la CPLP (Comunidade dos Países de Língua Portuguesa).

En este orden jerárquico de alteridades predefinido por la noción de lusofonía, la lengua se vuelve un espacio privilegiado de performatividad identitaria. En la novela de Ruffato, el protagonista pasa por una reconfiguración lingüística inadvertida por él, pero llevada al lector visualmente a través de distintas tipografías, lo que acaba por conformar un mosaico de usos y léxicos que atraviesan la experiencia cotidiana del personaje. Portugués de Portugal, de Cabo Verde, de Angola, inglés hablado por brasileños y por ucranianos: Serginho encarna la figura del antropófago pensada por Oswald de Andrade durante el modernismo brasileño, y que no se niega a la influencia extranjera, sino que todo lo devora, incorporando lo que le es útil y reelaborándolo con autonomía.

En esta devoración cultural, el protagonista pasa del habla del portugués minero a la incorporación de las voces de los otros por medio de su propia voz. De un solo aliento largo, informal, sin puntos, Serginho se vuelve el narrador de su propia historia en la que el lector puede percibir una adaptación parcial y una permanencia en las fronteras del lenguaje.

Consistente con el resto de su obra, Ruffato pone especial énfasis en las implicaciones de la práctica lingüística de sus personajes. Consciente de que su lengua es al mismo tiempo la propia y la extranjera, Serginho se mantiene en un lugar cercano al hacer adaptaciones, pero al mismo tiempo se ubica en un lugar incómodo, al terminar por no pertenecer a una sola de las variantes del portugués.

El título del libro es ya una declaración de principios lingüísticos al optar por la eliminación de la énclisis (Portugal) y de la próclisis (Brasil) y usar una variante regional, propia del discurso oral.

La fuga como posibilidad de agencia

La noción de «derecho de fuga», de Sandro Mezzadra, resulta esclarecedora para pensar la dimensión subjetiva de los procesos migratorios, lejos de las “masas migrantes” y de los grandes movimientos de desplazamiento sistémico que son entendidos casi como una consecuencia “natural” de procesos de naturaleza económica o demográfica. Poner en el centro a la figura del migrante impide su acotamiento a términos abstractos y reconoce la experiencia, otorgándole así una posibilidad de agencia. En palabras de Mezzadra:

el derecho de fuga tiende a poner en evidencia la individualidad, la irreductible singularidad de las mujeres y de los hombres que son protagonistas de las migraciones: lejos de poder ser asumidas como presupuestos naturales de la identidad de los migrantes, «culturas» y «comunidad» se desvelan, así, como específicas construcciones sociales y políticas, sobre cuyos procesos de producción y reproducción es necesario interrogarse. (MEZZADRA, p. 45)

Esto establece sintonías y puntos de contacto con la obra de Luiz Ruffato, cuyos personajes, a pesar de su existencia y movilidad precarias, optan por la fuga no como huída, sino como categoría política que permite una reconfiguración de la identidad y que dirige la reflexión hacia la noción de ciudadanía, que se vuelve inestable debido a su carácter objetivo (institucional) y subjetivo (de la acción y el movimiento).

La dialéctica del adentro-afuera de la que habla Mezzadra y las tensiones entre libertad y ejercicio del poder son experimentadas en el migrante y su experiencia, que

por una parte, muestran materialmente la posibilidad de superarlos [confines], mientras que, por otra, sus cuerpos exhiben las heridas y las lesiones ocasionadas por la reafirmación cotidiana, de múltiples maneras, del dominio de los propios confines. (MEZZADRA, 52)

En este doble espacio, los migrantes se encuentran en un continuo proceso de desterritorialización y reterritorialización que no necesariamente generará una identidad, sino la intersección de pertenencias, visiones y representaciones.

Estive em Lisboa… crea, a través de la experiencia de Serginho, la posibilidad de la singularidad de la existencia que se aleja de las categorías impuestas (como la de “migrante”) para arrojar luz sobre aspectos específicos de su condición y de su vivencia. No se trata solamente de excluidos o de participantes en movimientos geopolíticos y geoeconómicos, sino de individuos con historias y poseedores de agencias diversas, como la de la fuga y la autorrepresentación que pueden, a su manera, configurar su propia “Canção do Exílio”.

Bibliografía:

FELDMAN-BIANCO, Bela (2004). “Globalización, antiguos imaginarios y reconfiguraciones de identidad. Trayectos de una investigación comparativa” en Grimson, Alejandro; Ribeiro, Gustavo Lins y Semán, Pablo (orgs). La antropología brasileña contemporánea: Contribuciones para un diálogo latinoamericano. Buenos Aires: Prometeo Libros, pp. 71-94.

MACHADO, Igor José de Reno (2002). Ordens raciais e Imigração: o caso dos brasileiros no Porto, Portugal. Caxambu: ANPOCS.

OLIVIERI-GODET, Rita (2012). “Entre o chão encontrado e o chão perdido. Estive em Lisboa e lembrei de você, de Luiz Ruffato/ Entre une terre trouvée et une terre perdue. Estive em Lisboa e lembrei de você, de Luiz Ruffato”, Aletria 3, v. 22, sept.-dic., pp. 131-138.

RUFFATO, Luiz (2009). Estive em Lisboa e lembrei de você. São Paulo: Companhia das Letras.

SANTOS, Boaventura de Sousa (1993). “Modernidade, Identidade e Cultura de Fronteira” In Revista Crítica de Ciências Sociais, 38, diciembre, pp. 11-43.

TEIXEIRA LISBOA, Wellington (2010). «Fluxos transatlânticos e identidade: a imigração brasileira em Portugal e o imaginário português sobre o Brasil», trabajo presentado en el XVII Encontro Nacional de Estudos Populacionais, ABEP, realizado en Caxambú, MG, Brasil, del 20 al 24 de septiembre.

Acerca de la autora

Cristina Díaz

Es egresada de la Licenciatura en Letras Hispánicas de la Universidad de Guadalajara, México, y de la Universidad de São Paulo (usp), Brasil, donde también estudió cuestiones…

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Notas al pie:

  1.  Os portugueses pobres, os negros arrancados da África, os imigrantes europeus do final do século 19, os migrantes nordestinos e do interior de Minas transplantados para São Paulo e Rio e os gaúchos para Rondônia.» (Olivieri-Godet, p. 132)
  2. Traducción mía
  3. Segundo esse ponto de vista, os portugueses não teriam se furtado a doce miscigenação e integração com os nativos, no sentido da criação de algo novo, que tenderia à tão famosa democracia racial brasileira.» (MACHADO, p. 5)