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Dislocaciones de lo ficcional para derrotar lo real

Brescia, Pablo. La derrota de lo real. Miami-México: Suburbano Ediciones-Librosampleados, 2017, 143 pp.

Pablo Brescia, nacido en Buenos Aires, Argentina, y radicado desde los años 80 en Estados Unidos, entrega su libro de cuentos La derrota de lo real bajo la coedición binacional realizada por los sellos Suburbano Ediciones y Libros Sampleados, Miami y Ciudad de México, respectivamente. Esta publicación, a caballo entre el territorio mexicano y el estadounidense, da cuenta ya de una transgresión de las territorialidades, fenómeno que está presente en la trama de los relatos del volumen, donde los personajes transitan por distintas cartografías, trascienden fronteras o padecen su carácter limitante.

El libro está dividido en tres secciones, en las que se reúnen quince narraciones de extensiones diversas y, por último, un bonus track. Aunque las subdivisiones indican la reunión de los cuentos por su contenido temático, dichos temas no se dejan contener, y transitan, transgresores, entre las secciones mencionadas.

En las narraciones contenidas en este libro hay una constante referencia al cuerpo humano, a su afectación violenta e, incluso, a su desarticulación y rearticulación prostética como la prótesis de pene de Mr. White y de vagina de Ms. Lancaster en el relato “Mr. White pierde y recupera”. Este acercamiento a lo corporal es lo que sucede también en el cuento que abre el libro “Un problema de difícil solución”. En él, la sangre anega las escenas violentas que son narradas a través de una temporalidad que invita a pensar en una estructura narrativa regresiva o recursiva. La ambigüedad puede entenderse como un fenómeno formal en el relato, pero también se extiende para cuestionar la frontera entre lo que es real y lo que no. Este encuentro entre ambos territorios hilvana los cuentos del libro, donde los hechos suceden “como si de pronto se hubiera materializado una pesadilla”, citando uno de los personajes; y, con ello, el mundo soñado y el real se traslapan.

Esta contaminación territorial, entre lo posible y lo factual, aparece en otros cuentos como “Melting Pot” —término que refiere a una mezcla de cosas heterogéneas—. En él, es expuesta la conciencia de la acción escritural, la posición autoral respecto a la obra que se compone, pero también en la compleja cercanía con el mundo ficcional y la realidad. Así, dos narraciones paralelas evidencian la distancia y la confluencia ente lo literario y el mundo. Esta relación, arte-mundo, es el tema del cuento “Gestos mínimos del arte”, donde hechos aislados en la historia (y la historia del arte) producirán un encadenamiento discursivo; el cuento narra los instantes donde un nuevo artista se incorpora a una cadena de creación, continuando una cierta significación artística pero también produciendo la fatalidad; de esta manera, el mundo real está a merced de la gestualidad del arte, mientras que al artista le va la vida en la composición de su obra.

Por su parte, el viaje como movimiento y vía de formación de los personajes es otra constante en el libro. Este motivo se revela así como una colección de cartografías diversas, que se posicionan en Nepal, Brasil, los suburbios Estadounidenses o el Uruguay, entre otros. Las referencias a la cultura occidental desmitifican tanto la sacralidad religiosa oriental como la iconografía popular occidental. En sus recorridos, los personajes se encuentran en constante construcción como individuos, como es el caso de Rajiv en “Las que lloran”, quien viaja desde Nepal al Amazonas buscando su superación hacia la divinidad. Pero no sólo es la construcción masculina por el periplo lo que está en el centro de la narrativa de Brescia, sino también un marcado énfasis en la figura femenina en su vinculación social. En relatos, como el ya mencionado “Las que lloran”, la mujer ejecuta la restitución de su poder en un mundo patriarcal que la ha marginado; Parvati se apropia de las decisiones sobre la labor de plañidera de ella y sus colegas, sorteando los incesantes ataques de las figuras masculinas que se resisten a la autodeterminación femenina en el pueblo. Esta misma rearticulación de la mujer como ente de poder que confronta a la autoridad masculina está presente en “Nada personal”, donde el intransigente centinela de un último umbral expone la idea de frontera, de límite y migración, donde se posiciona como autoridad que la viajera confrontará.

En “Takj” se narra el origen, progreso y deterioro de un pueblo, pero también su reformulación. En él, la figura femenina se asocia a la tierra materna donde ha de florecer la comunidad. Sin embargo, la espiral de legislaciones creadas (por el líder, hombre) termina por consumir al pueblo; entre las afectaciones de estas leyes está la prohibición de traer a Takj más hijos, lo que implica una decisión biopolítica que tiene como acción la violencia sobre el cuerpo femenino, el cual es sellado para evitar que continúe la reproducción. Más actos de violencia son ejecutados, como el exilio de los enfermos, con lo que se crea una Colonia de los Indeseables. Se trata de la marginación de sectores desposeídos, que, por su propia existencia como individuos diferentes, atentan contra lo correcto de la sociedad, y que, como recuerda Michael Foucault en Historia de la locura, han de ser marginados; los locos y los enfermos, sea dejándolos a la deriva en altamar, expulsándolos, colocándolos en espacios de control como los hospitales o, como en Takj, formando zonas marginales. En el cuento, la figura femenina cuya sangre y cuerpo sirvió como raíz, retomará su poder para reformular el destino de su pueblo.

Además, el discurso mítico de la conformación del pueblo Takj presenta el valor de lo ritual en la construcción de la comunidad; este valor de lo ritual es un elemento reiterado en varios cuentos del libro. En el ya mencionado “Las que lloran”, lo ritual es parte central en la configuración de los personajes y de la sociedad y se manifesta en la figura de Rajiv y la adoración sexual que las mujeres hacen de él y su divinidad. Más aún, en el cuento “El señor de los velorios”, una vez más la ritualidad alrededor de la muerte es central para Brescia, y para ello es fundamental la figura del señor de los velorios como personaje que, a través de su performance, sirve como mediador entre lo vivo y lo muerto, como una reiteración del valor de la labor de las mujeres plañideras en “Las que lloran”. Así, rituales, ceremonias y la muerte son puntos que vinculan los textos, pero también el hecho de remarcar la valía de las labores remuneradas, de las mujeres y los hombres, que concilian el paso a la muerte, a la reencarnación o a la sanación. En esta vía actúa uno de los personajes del bonus track “El valor de la poesía”, quien, en los alrededores de un hospital, recita poemas a quien pague un dólar; el declamador, aparece como un oráculo que elige un poema a modo o sin relación con el sufrimiento de los familiares de los enfermos del hospital. Así, el cuento también es un cuestionamiento sobre el valor y la presunta (in)utilidad de la poesía en el mundo, articulando un discurso metaliterario que es frecuente en el libro.

El cuestionamiento al valor de la poesía y de la lengua misma está presente en el cuento “Puta, o Las Lenguas”, donde el personaje principal, una prostituta, vuelve a exponer la dimensión laboral y la remuneración de la puta. El cuento lleva al extremo la diversidad de registros del habla (y de la lengua) de la sexoservidora. En el cuento, el lenguaje es un artefacto que se adecua a la necesidad del momento, de la frase en turno, equiparándolo a la corporalidad y la identidad de la prostituta, pero también de sus artes sexuales con que comercia. De esta manera, Brescia emplea la figura de la mujer cuya actividad es marginada a la vez que consumida por la sociedad; la mujer emplea un discurso mediado por la vulgaridad, pero que expone a una sociedad masculina, de todos los estratos sociales, que se asocia con ella en la transacción sexual.

El libro abre un amplio espectro de cuestionamientos de la sociedad contemporánea, como el uso de la ciencia y el pensamiento mágico, que devendrá en un escenario fantástico en el cuento “Los monólogos de la placenta”. En vecindad con estos discursos fantásticos y científicos, “Código 51” articula su registro ficcional a través de una historia de visitantes extraterrestres y abducciones, enmarcadas en la aridez real de Nuevo México y las confrontaciones entre las identidades mexicana y estadounidense; que ya estaba presente en narraciones como “Melting Pot”.

Estas son las articulaciones que se establecen en el libro de Brescia, entre lo corporal, los oficios en un contexto de función ritual a la vez que banal, pero también es el encuentro entre la dureza de lo real y la afirmación del mundo ficcional, que se asocian, se dislocan y se confunden. Brescia ensambla visiones de un mundo contemporáneo sórdido pero sincero en su cotidianidad. Si en el título del libro se hace referencia a la derrota de lo real, podría aventurarse que tal derrota es producto de lo imaginario, de lo ficcional como su contraparte; pero, más que una simple derrota, lo que se hace evidente en el libro es el encadenamiento de lo ficcional como un artefacto no opuesto sino siempre presente en lo real. Es este artefacto real-ficcional-real el que Brescia pone en marcha para evidenciar la flaqueza de los cimientos de la realidad.

Colaborador invitado

Gerardo Cruz-Grunerth

Ha realizado estudios doctorales en literatura hispánica en Boston University y en estudios culturales en la Universidad de Santiago de Compostela, España. Cursó el Master Crossways in Cultural Narratives en Francia, España y Polonia con la beca Erasmus Mundus de la Unión Europea; la Maestría en Literatura Mexicana y la licenciatura en Letras Hispánicas en la Universidad de Guadalajara, donde ha sido profesor de literatura. Es autor del libro Mundos (casi) imposibles. Narrativa postmoderna mexicana (Vervuert/Iberoamericana, 2018); de las novelas Tela de araña (Ficticia, 2011) y Últimas horas (Cante-Cenart, 2008); de los libros de cuento El fuego camina conmigo (NitroPress, 2014) y Círculo que se cierra (De lo Imposible, 2013). Obtuvo el Premio de Narrativa Manuel José Othón 2009 y la mención del Premio Nacional de Narrativa Joven Comala 2010. Sus intereses incluyen la literatura hispánica reciente, la teoría literaria y las vinculaciones entre literatura-artes audiovisuales-performativas.

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