Claudia Ulloa Donoso. Pajarito. México: Almadía, 2018, 158 pp.
En El mito de Sísifo, Albert Camus explicaba que el absurdo no se refiere simplemente a una vaga percepción de que la vida está plagada de paradojas, incongruencias y confusión, sino que expresa una desarmonía fundamental, una incompatibilidad trágica con nuestra existencia. El escritor francés argumentaba que el absurdo es el producto de una confrontación entre nuestro deseo humano de orden, significado y propósito en la vida y el “silencio indiferente del universo”: “El absurdo no está en el hombre, ni el hombre está en el mundo, pero en su presencia es el único vínculo que los une” (Camus, p. 18)1
Así, los seres humanos estaríamos en una constante búsqueda de esperanza en un mundo sin sentido, por eso el absurdo sería una parte inseparable de la condición humana, no algo aislado. Nuestro destino, siguiendo a Camus, sería habitar un mundo que es indiferente a nuestros sufrimientos y sordo a nuestras protestas. Entonces, lo absurdo es algo irracional, extravagante o inconcebible que irrumpe en una vida llena de repeticiones inútiles y vacías que se llevan a cabo quizá más por costumbre, tradición e inercia que por coherencia y lógica.
Los 30 cuentos que conforman Pajarito no solo nos recuerdan estas reflexiones sobre el absurdo, también, en mayor o menor medida, nos remiten a lo fantástico, lo insólito y lo misterioso. Divididos en seis apartados (Labores, Cosa de dos, Aquí y allí, Placebo, Sangre y agua y A hápe), los relatos de Claudia Ulloa se componen de algo extraño que se presenta de manera sorpresiva para el lector, pero no para los personajes. Las historias abordan realidades y sueños en donde no siempre es posible ver con claridad los límites entre uno y otro.