Por su parte, De la Piedra se relaciona con otros comerciantes de esclavos, con su prometida Catalina Ronceros y con Chema Arosemema, un investigador y el único blanco que levanta la voz frente a las injusticias cometidas con los negros. En su mansión viven tres esclavos: Candelaria Lobatón (cocinera), Nazario Briche (conductor) y Altagracia Maravilla, encargada de la casa, esposa de Nazario y amante del patrón, descrita por él como “tender chicken”. En esta relación puede verse, además de la violencia relacionada con la esclavitud, la violencia sexual a la que eran sometidas las mujeres. Este personaje es fundamental, Altagracia representa una triple estigmatización como negra, esclava y mujer y una triple explotación, pues debe ser juguete sexual, fuerza de trabajo y madre o cuidadora.
La autora hace referencia a distintos tipos de esclavos urbanos: jornaleros como Tomasón, que saben un oficio y son obligados a hacer trabajos forzados a cambio de muy poco dinero; esclavos de campo, sometidos a los tratos más crueles; esclavos de casa, como Altagracia o Nazario; o libertos que pueden ser agentes de su libertad mediante la manumisión, como el caso de Jacinto Mina, liberado por su dueña antes de morir, o la coartación, como Venancio que hace un trato con el amo para liberar a su media hermana.
La esclavitud es el tema central, es lo que define la vida de todos los personajes. Me referiré concretamente a dos pasajes de la novela para ilustrar este punto. En el capítulo V De la Piedra conversa con Chema y le describe el “comercio de negros” que administra. Confiesa, con toda naturalidad, que tiene 183 esclavos en cuarentena en los barracones de Malambo, alimentados con sango (trigo) y papas cocidas. Además, le revela su ruta de comercio esclavista:
All of them entered legally, none are contraband. And of the best quality. I have an associate who chooses niggers recently brought from the Guinea factories and a few from New Spain or the old continent: creole niggers. He buys them in the Cartagena de Indies market. He travels with them to Portobelo, some nine days of travel, and from there he crosses the Chagres river to get to Panama. From Panama to Callao they arrive to me in a month (Charún-Illescas, 75).
En el capítulo VI se detalla la siguiente etapa del comercio esclavista. Una vez en territorio peruano, los negros son llevados a subastas públicas para ser vendidos. De la Piedra invita a Chema a que lo acompañe a la subasta y a que visite sus barracones en Malambo. Chema toma distancia, se sorprende y rechaza estos tratos degradantes, pero De la Piedra, junto con los otros comerciantes, no cesa en sus descripciones sobre la fealdad, la suciedad y la voluptuosidad de las “piezas” vendibles. Una de estas “piezas” es Guararé Pizarro, un esclavo panameño, aprendiz de orfebrería, que es comprado por el platero Juan Martínez por ochocientos pesos y cuyo cuerpo tuvo que soportar golpizas indescriptibles. Chema termina por horrorizarse cuando presencia, después de la compra, cómo un esclavo es marcado con las iniciales del nuevo dueño: “He was repelled. He observed several men holding some unfortunate soul while another applied the red-hot iron to his cheeks. The skin squealed. They held the slave up as he collapsed” (Charún-Illescas, 93). Chema calificó el acto como atroz y humillante, pero a nadie pareció importarle. De la Piedra considera que los negros son una raza inferior porque tienen sólo vicios y defectos y justifica los golpes y el uso de grilletes, látigos, cadenas y cepos, ya que para él sólo con violencia se puede garantizar la coerción física y el sometimiento servil. Frente a eso, Chema es el único que se atreve a decirle: “Do you know what a despicable person you are, Manuel?” (Charún-illescas, 211).
A lo largo de los catorce capítulos de la novela se percibe una intención clara por subrayar los vínculos con África. Hay constantes referencias a la cultura y la religión yoruba, a creencias, historias, anécdotas, mitos, leyendas, danzas y canciones de la comunidad negra en el virreinato peruano. En la novela, la historias de Tomasón y De la Piedra están acompañadas por la historia de la herencia cultural africana. Por lo anterior, Malambo es una muestra de la afroliteratura latinoamericana o “afrorrealismo”, término del escritor e investigador costarricense afrocaribeño Quince Duncan. Para Duncan, las obras afrorrealistas tienen seis características básicas que, de algún modo, están presentes en Malambo:
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- Restituyen la voz afro americana por medio del uso de una terminología afro céntrica.
- Intentan reivindicar la memoria simbólica africana.
- Buscan reestructurar la memoria histórica de la diáspora africana de forma informada y crítica.
- Buscan reafirmar el concepto de comunidad ancestral.
- Parten de una perspectiva intra céntrica.
- Buscan y proclaman con dignidad su identidad afro americana.
Por último, un aspecto que deseo subrayar de la novela de Lucía Charún-Illescas es la solidaridad que se establece entre las razas oprimidas, negros e indios. Entre ellos destaca Yawar Inka, quien, ya se puede notar en el nombre, se autodefine como heredero de la nobleza incaica. Este personaje, el “indio ladrón”, se obsesiona con devolver a la Pachamama (madre tierra) y a las wakas (centros de culto indígena) la plata, el oro y las piedras preciosas que los conquistadores se habían llevado o que habían dejado en las iglesias y los templos de la Ciudad de los Reyes. Tomasón y Yawar Inka se cuidan y protegen mutuamente. Ambos representan dos universos culturales, el africano y el andino, que se articulan material y simbólicamente e intentan convivir y crear lazos solidarios en el presente opresivo y marginado en el que viven.
Malambo, por la forma en la que aborda la esclavitud en el virreinato del Perú, se pronuncia contra ese lenguaje zoológico que cuestionaba Fanon. Lucía Charún-Illescas construye personajes negros complejos, alejados de cualquier caricatura o estereotipo. Además, al subrayar varios elementos de la herencia cultural africana, reafirma la identidad del sujeto afroperuano y le da un lugar importante en la literatura.