Bonasso, Federico. Diario negro de Buenos Aires. México: Penguin Random House Grupo Editorial, 2019, 155 pp.
Quizá el acto de volver a un espacio de profunda significación personal sea una de las experiencias más emotivas y que requiere de grandes esfuerzos emocionales para quien lo vive. Sentir la brutalidad del paso del tiempo y el cruce de realidades trae consigo una serie de cuestionamientos irresolubles: ¿cómo recuperar el pasado?, ¿por qué regresar a un lugar que ya no es el mismo?, ¿dónde rastrear los recuerdos? Las respuestas pueden ser múltiples y probablemente ninguna de ellas será definitiva.
Llegué a la obra de Federico Bonasso como quien va en busca de una persona y en el camino se encuentra con otra, la indagación literaria que he realizado durante algunos años sobre la primera generación de exiliados argentinos en México, a raíz de la última dictadura cívico-militar, inevitablemente me llevó a descubrir las creaciones artísticas de las generaciones más jóvenes, nombres como el de Rolando Diez Laurini, Sergio Schmucler, Inés Ulanovsky, Magdalena Jitrik y un gran número de artistas, escritores y escritoras se sumaron a los de la llamada “primera generación”: Miguel Bonasso, Rolo Diez, Noé Jitrik, Tununa Mercado, Carlos Ulanovsky, Héctor Schmucler, Mempo Giardinelli, etc. La obra del presente autor, Federico Bonasso, refleja una forma particular de ver el mundo en estrecha relación con su pasado, marcado por la huella indeleble de haber crecido en un lugar distinto al de su nacimiento tras salir al exilio forzado con sus padres. El diario negro de Buenos Aires (2019), es la segunda novela del autor argenmex, quien vive en México desde la década de 1980 y, precisamente, resulta una apuesta por indagar en los regresos después del destierro, no sólo a los espacios primigenios, la ciudad y el país de la infancia, sino también a los ecos del pasado reinterpretados en el presente.