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Memorias de España 1937: la comitiva mexicana que viajó a la Guerra Civil

Madrid, 1937. Frente al Teatro Español. De izquierda a derecha: José Chávez Morado, Elena Garro, Octavio Paz, José Mancisidor, Pascual Pla y Beltrán, Fernando Gamboa, Susana Steel y Silvestre Revueltas

ELENA GARRO. Memorias de España 1937. México: Paralelo 21, 2019, 187 pp.

En 1979, instada por Enrique Tierno Galván, alcalde de Madrid, Elena Garro publicó en Cuadernos Hispanoamericanos “A mí me ocurrió todo al revés”, las primeras anotaciones de lo que más tarde sería su libro Memorias de España 1937. En aquellos años, posteriores a la muerte de Francisco Franco, España vivía la transición democrática; luego de una larga dictadura se celebraron elecciones, se redactó la actual Constitución y el país estaba en plena transformación cultural sin censura. Garro, sin proponérselo, durante las dos estancias en España que se tienen registro, presenció dos acontecimientos que fueron el punto de quiebre en la historia española en el siglo XX: los últimos meses de la Segunda República que derivó en el exilio de más de 50 mil españoles y, casi cuatro décadas más tarde, el nuevo comienzo de la democracia. En su primera estancia, Elena Garro fue acompañante de una comitiva de artistas mexicanos que llegó para apoyar al gobierno republicano en el fragor de la Guerra Civil. Y en la segunda, Madrid fue destino durante su propio exilio de México. Era momento de hablar del destierro.

En 1937 con la invitación al II Congreso Internacional de Escritores para la Defensa de la Cultura que se efectuaría en España, en México se formó un grupo para asistir conformado por miembros de la Liga de Escritores y Artistas Revolucionarios (LEAR) e invitados oficiales. Todos ellos apoyados por el gobierno de Lázaro Cárdenas, se trataba de José Mancisidor, Carlos Pellicer, Octavio Paz, Juan de la Cabada, María Luisa Vera, José Chávez Morado, Silvestre Revueltas y Fernando Gamboa; Susana Steel y Elena Garro como esposas acompañantes. Dicho congreso tenía la finalidad de convocar a intelectuales de todas las nacionalidades para dar cuenta de los acontecimientos de la Guerra Civil que se estaba produciendo. En ese entonces, Elena Garro era una joven de 20 años que estudiaba en la Facultad de Filosofía y Letras de la UNAM, dedicada al teatro y a la danza, y que recién había reanudado, por correspondencia, su noviazgo con Octavio Paz. Él, por su parte, era un poeta en cierne que había abandonado sus estudios universitarios y se había ido de la Ciudad de México para unirse a la campaña de educación en poblaciones rurales en la Península de Yucatán. Algunos meses más tarde, con la invitación al congreso en España, Paz aceleró su regreso a la capital y su boda con Elena Garro para preparar el viaje. “Yo, sin saber cómo ni porqué, iba a un Congreso de Intelectuales Antifascistas, aunque yo no era anti nada, ni intelectual tampoco”, señala Garro (13).

España, 1937. De izquierda a derecha: Susana Steel, María Luisa Vera y Elena Garro

Frente a la solemnidad que pudiera ser hablar de la muerte y la hambruna que acarrean las guerras, Memorias de España 1937 es más bien una narración antisolemne en la que Elena Garro, ayudada por cartas, diarios y apuntes, rescata la voz y la mirada de la Elena joven que atestiguó la contienda de un país y el desarrollo de un congreso —que albergó a cientos de escritores, científicos, periodistas, fotógrafos— como mera observadora. Sin embargo, dentro de esa voz se filtra la de la Elena madura para precisar que este es, además, el relato de un testigo invisible por ser joven, por ser mujer, por ser la “esposa de”, pues a lo largo de las Memorias, Elena hace notar cómo en numerosas ocasiones Pablo Neruda, Rafael Alberti, Silvestre Revueltas y otros insisten en infantilizarla o desautorizar su opinión llamándole: m’hijita, Elenita, rubita, compañerita o mocosa pendeja.

Aunque Elena Garro es apartada de las mesas de las grandes discusiones, esta invisibilidad le otorga cierta ventaja en el relato pues ella vive y, por tanto, puede contar las historias adyacentes al Congreso de Intelectuales Antifascistas. Puede perderse en el detalle que perfila el carácter de un personaje o, incluso, como lo hace en ocasiones, realizar una crítica a través del humor y la inocencia de la joven Elena que, en todo caso, es la relatora. Garro es hábil en el uso de este recurso pues a la vez que envuelve a la narración de frescura con su mirada irreverente y una aparente frivolidad, como le hace notar Paz varias veces, también le permite introducir esa otra mirada que, desde la distancia, guarda el tiempo de la escritura. Ningún intelectual escapa de la sagacidad, la insolencia y el humor negro de Elena, ni siquiera ella. Si en algo se diferencian las Memorias de Garro con respecto de otros documentos que hasta ahora se conocen del Congreso es la voz de quien enuncia que se aleja de ambages protocolarios o grandilocuentes para, a través de hechos cotidianos, recrear un país en guerra.

España, 1937. De izquierda a derecha se puede reconocer a Rafael Alberti, María Luisa Vera, José Chávez Morado, Fernando Gamboa, Elena Garro, Octavio Paz, Susana Steel, Silvestre Revueltas, José Mancisidor

A través de la correspondencia de Elena Garro sabemos que Memorias de España 1937 estuvo a punto de ser publicado en 1987 —en el 50 aniversario del Congreso—, pero Paz había amenazado con demandar a la editorial y se retiró de imprenta. Fue hasta 1992 que apareció en México bajo el sello de Siglo XXI Editores, por lo que es probable que el texto original haya sido enmendado para evitar un conflicto con su ya entonces exmarido; y que Paz, por su parte, en 1993 haya publicado en Itinerario algunos relatos e impresiones de su viaje durante la Guerra Civil. Lo cierto es que gran parte de lo que se conoce hasta ahora —o que ha facilitado búsquedas más precisas— del periplo de esta comitiva mexicana en España es a través del relato de Elena Garro.

Memorias de España 1937 pasó desapercibido para los lectores mexicanos pero no para los estudiosos de la Guerra Civil ya que, curiosamente, este es el libro de Garro más buscado fuera de México, según afirman quienes se dedican de manera profesional a los libros raros y descatalogados. En 2011, Memorias tuvo una segunda edición en España, por la editorial Salto de página y este año, 2019, la editorial Paralelo 21 ha puesto una edición más en circulación en México para, a más de 80 años de los sucesos, darle una nueva oportunidad.

Memorias de España 1937. De izquierda a derecha la edición de Siglo XXI de 1992, edición de Salto de Página de 2011, edición de Paralelo 21 de 2019

Acerca de la autora

Liliana Pedroza

Doctora en Literatura Hispanoamericana por la Universidad Complutense de Madrid, es especialista en cuento mexicano contemporáneo. Sus líneas de investigación se centran…

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